Debo ser sincera, tenía el libro “Una mochila para el
universo” en el ebook desde hace tiempo y no me decía gran cosa. Sin embargo,
tras acabar una novela el otro día y sin ganas de traspasar libros del
portátil, me animé y lo empecé.
Lo primero aclarar que no es una novela, es un ensayo, una
larga conferencia sobre inteligencia emocional. Elsa explica muy claramente
cómo las emociones, lo que sentimos, influye siempre en cualquier actividad,
decisión o actitud de nuestras vidas. Nos educamos en lo racional pero
desconocemos, muchas veces, cómo manejar nuestras emociones, cómo aprender de
lo que sentimos, cómo controlar nuestras reacciones …
Alguna cosas de las que Elsa explica me han llamado mucho la
atención. Por ejemplo, dice (y mi experiencia lo confirma) que, cuando nos
sentimos mal, enfadados, fustrados , invadidos por cualquier emoción negativa,
eso nos genera una sensación de estrés, de malestar físico y mental, de
nervios, que llega a durar unas seis horas. Parece claro pues, que regodearnos
en los pensamientos negativos, en el deseo de venganza, la crítica maligna o la
autocompasión nos conduce a mucho más tiempo de malestar. No sé si me explico
bien, en el libro lo tenéis clarito, clarito, sin tecnicismos incomprensibles.
Yo me quedo con la propuesta de intentar expresarnos y buscar siempre lo
positivo. La vida es muy corta para ir caminando por ella eternamente
enfadados.
Ya lo he dicho más veces aquí, se consiguen muchas más cosas
con una palabra amable, con una sonrisa, que con un enfado. Es así, y en el
fondo, todos lo sabemos. Y sin embargo, qué pronto saltamos con los reproches y
cuánto nos cuesta alabar, agradecer, expresar nuestra simpatía…
Otra cosa que también me ha parecido curiosa es que los
humanos nos estamos olvidando de tocarnos. Nos relacionamos con mucha gente,
virtualmente, en mails, whatsapps, twuits, y nos vamos olvidando de quedar a
tomar un café, de mirarnos a los ojos, de cogernos las manos para darnos ánimo,
fuerza, amor; de dar un abrazo a un amigo, porque si, simplemente para hacerle
ver que le apreciamos… Qué tristeza no? Dicen los expertos que cada persona se
relaciona de manera íntima, estrecha, con entre 5 y 12 personas y de manera más
indirecta con unas 100-150. Tampoco debería ser tan difícil mantener un
contacto real con ese círculo de confianza, al que queremos y que nos quiere no
os parece?
Compartiendo esto que dice Elsa, debo aclarar que en mi
opinión el contacto virtual también nos ayuda a continuar conociendo a esas
personas que poco a poco van entrando en tu círculo, con las que conectas y
que, gracias a mensajes y mails, sigues charlando, cuando no puedes estar en un
café. Y a mantener contacto con quienes
tienes lejos y que por mantener conversaciones de ese tipo, he estado un par de
veces, a punto de quemar la cena, ja, ja… Es que, como todo en la vida, esto
tampoco es blanco o negro.
Vaya rollo! Pero espero que os anime a leer “Una mochila
para el universo”
Dije que en este blog no iba a comentar sobre libros… mentí,
si no hablara de vez en cuando de libros no sería yo misma. ¡Feliz día!
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