Tengo la inmensa suerte de contar con amigas muy, muy
detallistas. Begoña, una de ellas, envía cada año a mi casa por Navidad un
paquetito con un detalle para cada miembro de la familia.
Lo mejor del paquete, aparte de la tremenda
ilusión de tener en el buzón algo que no sean facturas o publicidad :), es que los regalos
son casi siempre hechos por ella misma.
A mí eso, ese dedicar tiempo a hacer
cualquier cosa pensando en nosotros, es lo que más me vale. Da igual lo que
sea, unas pulseras, unas carteras recicladas, unos cuadernos… todo hecho
pensando en nosotros, valoro muchísimo eso.
Pero este año Bego se ha superado a sí misma. Mis hijos han
recibido unos estupendos “Diarios para anotar las cosas buenas”. ¿No os parece
genial la idea?
Siempre que nos sucede algo negativo, estamos mucho tiempo dándole vueltas y más vueltas. Y, sin embargo, todos los días nos pasan cosas positivas a las que no damos ninguna importancia. Una educación emocional, enfocada a ver lo agradable, lo positivo, lo bueno que tenemos a diario, estoy segura de que nos convertiría en personas mucho más felices.
¿Y qué mejor idea
que comenzar a hacerlo desde pequeños? Cuando terminen sus cuadernos, a su
estilo, con sus anotaciones, dibujos, pegatinas… mis hijos tendrán un libro lleno
de cosas positivas que recordar. ¿Se os ocurre un regalo mejor?
Mil gracias Bego, ya sabes, por estar SIEMPRE ahí, por
querernos como lo haces, por tu atención al detalle.
Ahora me toca pensar a mí… ¿seré capaz de idear algo así de
genial para tus chicos?
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