viernes, 30 de enero de 2015

Café semanal



¿Os tomáis el café de los viernes conmigo? Hoy os invito a poner una música suave, haceros una taza bien calentita y tomarosla en el sofá arropaditos por una buena manta. Y así, con la cercanía y la confianza de una charla de sofá, os contaría que esta semana estoy agotada, física y mentalmente. Ha sido una semana intensa en el trabajo, de mucho detalle, mucha precisión, demasiadas personas decidiendo sobre un mismo tema… puff, difícil… 

¿No os pasa mayor factura el agotamiento mental que el físico? A mí me ocurre cuando tengo un tema dando vueltas en mi cabeza, es terrible, pero ya pasó la semana laboral y es hora de descansar y aprovechar el tiempo libre.

Os contaría que ando perezosa para leer porque no encuentro nada que me motive realmente, así que me dedico a la literatura juvenil, pero tengo ganas de encontrar un libro de adultos que me apetezca de verdad.

Os contaría que estoy muy nostálgica de tiempos pasados, de amigos a los que ya casí no veo y de los que me estoy acordando mucho porque cumplen años estos días. El propósito: cambiar el whatsapp de los últimos años por una llamada telefónica de las de antes, claro que, antes nos podíamos pegar una hora de teléfono y me entristece pensar que tal vez ya no tengamos conversación para tanto. Os contaré.

 Y más cosas, me ha encantado este post de Lucía, de Baballa, sobre ese sentimiento de culpabilidad que nos persigue a las madres, hagamos lo que hagamos. A ver si nos metemos en la cabeza de una vez que no tenemos que ser superwomans. ¿Aprenderemos a disfrutar con nuestros hijos sin pensar en lo que no llegamos a hacer?

¡Ah! y que he decidido dedicar más tiempo a tener detalles con gente a la que aprecio, aunque tal vez no sean mis amigos del alma. Esta semana he recibido varias muestras de cariño, de apoyo de personas que no lo esperaba y me han hecho sentir tan bien, que he decidido aplicarme el cuento.

Ya veis, un café lleno de buenos propósitos, a ver si los cumplo.

P.D. Me voy a comprar café, acabo de descubrir que no nos queda, no sea que no pueda invitaros.

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