martes, 27 de enero de 2015

Complicidad



¿Sois cómplices?
Llevo un tiempo fijándome en todas las pequeñas e insignificantes complicidades que comparto con mucha gente, me hacen mucha gracia. Me divierte pensar que con cada persona de mi entorno más cercano comparto un signo de complicidad, un diminuto secreto que el resto desconoce. No estoy hablando de confidencias o secretos recibidos como tales. 
Me refiero por ejemplo a esa palabra que usas con tu pareja, que para vosotros tiene un significado especial, oculto al resto de los mortales. Un tipo de complicidad que existe también con amigos, con compañeros de trabajo, con tus hijos, hermanos… Esa mirada al techo que compartes con tu cuñada, cuando tu suegro dice algo en concreto; ese apodo cariñoso que sólo tú dedicas a tu mejor amigo; esa palabra que tu madre siempre usaba con un significado diferente al suyo y que seguis empleando todos los hermanos; esa expresión propia de tu cuadrilla que automáticamente os lleva a anécdotas pasadas y revividas mil veces y que significa, de alguna manera, tu pertenencia al grupo; esas palabras pronunciadas por abuelas de forma tan distinta al original que se quedan como vocablos propios de la familia; abreviaturas, expresiones acortadas o modificadas que sólo tienen sentido para la persona que las recibe…
¿Os parece una tontada? Tal vez lo sea, pero os propongo un sencillo ejercicio, fijaos durante unos días, buscad ese tipo de complicidades y veréis como estamos conectados por pequeños detalles, guiños, gestos insignificantes, que, de alguna manera extraña, nos acercan a los demás.

¡Feliz día!

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