jueves, 21 de marzo de 2013

Alegrias cotidianas

Es cierto que no todos los días son buenos pero
hay algo bueno en cada día.
Estoy segura de que esto es así, el problema es que, muchas veces, no nos damos cuenta.
¿Cuáles son esas pequeñas alegrías,
las que os arreglan el día?
 Os cuento varias de las mías, algunas son muy, muy simples, pero a mí me funcionan.
Las carcajadas de Pirata, esas risas todavía de bebé, que le salen desde dentro del alma.

Que Aitá acabe de trabajar antes de lo esperado, ese rato todos juntos es como tener vacaciones.

Que la toalla con la que me seco siga oliendo a suavizante.

Empezar un libro y que me gusten los primeros capítulos, me encanta tener algo interesante que leer.

Una llamada inesperada, la visita de una amiga, un whatsapp de uno de esos amigotes a los que tengo muy lejos o un mail de otros a los que tengo más cerca.

Hacer cualquier manualidad con Princesa, las disfruta tantísimo que es un gusto pasar ese tiempo con ella.

Un beso, un abrazo espontáneo, de cualquiera de mis tres compis de piso.

Que Pirata lea tres o cuatro palabras, una frase corta,  en el cuento que leemos juntos, se hace mayor tan rápido…

Ver a Princesa y a Pirata jugar juntos, inventando reglas, canciones, escondites y riéndose a carcajadas.

Recibir en el correo algo que no sean facturas o propaganda, aunque sólo sea la agenda cultural de ese mes, ya me hace ilusión, imaginad cuando llega una carta de un amigo, un paquete que estaba esperando, una revista...

Que brille el sol, aunque haga mucho frío, pero esa luz, es vital, me da energía.

Hay tantas cosas, muchas, muchas más, tan sólo hay que fijarse en ellas y valorarlas cuando suceden. ¡Feliz día!



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