Y llegó por fin el día C, la
comunión de Princesa, que me ha tenido alejada de aquí. Y eso que no me
compliqué demasiado, los de casa solo y una celebración bien sencilla…y aún
así, un follón…
A pesar de que el vestido me lo
pasaron y yo encantada, porque me evitó tener que buscar como una loca el
modelo clásico de toda la vida que a mí me gustaba, hubo que llevarlo a la
modista (dos veces porque entre una visita y otra la niña creció bastante y
hubo que volver a empezar), a la tintorería, comprar zapatos, lazo para la
cintura, flores para el pelo, ropa interior… Vamos, una locura encontrar algo
de tiempo para ir a las tiendas entre trabajo, extraescolares y fines de semana
dedicados a lo que realmente importa, pasarlo bien todos juntos y cumplir con
los compromisos y obligaciones familiares que todos tenemos.
A eso añadir que soy un desastre
para vestirme en las grandes ocasiones, que los eventos no van conmigo y
siempre tengo miles de dudas. No os sorprendáis si os digo que compré 3
vestidos diferentes, así que, tras someterlos a votación popular, tuve que
sacar tiempo para devolver dos. ¡Aggg!
Por suerte, chaqueta, medias y
zapatos no me dieron gran trabajo. Los chicos de la casa se solucionaron rápido
y fueron muy guapetones y mis compis de la ofi, mujeres de gran corazón y más
vida social que yo, me arreglaron el tema complementos.
¿Os parece que exagero? Seguro que estáis pensando que me ahogo en un vaso de agua….igual, pero añadimos peluquería para la niña y para la madre? Fotografías? Chucherías para los niños? Ensayos en la iglesia? (Cuatro días, cuatro, a una hora por día…¡pero que tenían que ensayar!) Final de todas las extraescolares con sus correspondientes conciertos, exhibiciones, merendolas, horarios distintos a los del curso? Cumples de los amigos? Excursiones?
Bueno ya veis que todo suma. En
medio de esta locura, debo deciros que los
recordatorios merecen un capítulo aparte. Fue el apartado más sencillo de
toda la comunión. Primero porque, a través de su blog, ya conocía el trabajo espectacular de Marta de Gris Berenjena y tenía muy, muy
claro lo que quería. Segundo, porque Marta es un encanto, tratar con ella fue
facilísimo, enseguida entendió lo que tenía en mente, al rato tenía en el
whatsapp el primer boceto y unos días antes de la celebración llegaban a casa
los recordatorios, maravillosamente envueltos y presentados y
preciosos. Marta hizo un trabajo fenomenal y todos quedaron encantados
(Princesa la primera, su recordatorio destaca por original y diferente entre
todos los de sus amigas, ja, ja) Algunos hasta pensaron que los había hecho yo
misma… ilusos que me quieren bien y que no saben lo mal que dibujo.
El tema restaurante fue
solucionado con rapidez y eficacia por el buenpadre de las criaturas y así nos
encaminamos hasta el día C. Un día precioso, con calor; conseguimos por una vez
llegar como a mí me gusta, con antelación y puntualidad germánica; Pirata se
portó genial en la misa; estuvimos rodeados de las personas que
queríamos; comimos muy bien; los niños tenían espacio para jugar y lo pasamos
estupendamente y hasta logré salir medio bien en alguna foto.
Así que ¡prueba superada!
Ahora apareceré más a menudo por
aquí, gracias por vuestra paciencia. ¡Feliz día!
Pero Gracias, que sorpresas me dais!!
ResponderEliminarUn placer trabajar con alguien con las ideas tan claras!!Así de rápido lo tuvísteis en casa claro! :0)
Un abrazo a "Princesa" y otro para ti!
mart a.